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Historia de cómo Romero Hortelano se vio obligado a cambiar su ansiada y recién estrenada vida de jubilado por otra que le gustaba, pero no tanto
Romero Hortelano saboreaba su soledad por cada rincón de la casa. Se puso un vaso de tinto, canturreando al aire una melodía que se acopló sin esfuerzo a la calma hecha a su medida, esa calma que había deseado durante años y que tanto le había costado lograr. Levantando el…
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Estoy contigo, «hermana»
La nueva salió del despacho. Diez minutos debía de haberlos gastado en presentarse y los otros quince, a saber. Se acercó a Silvana como si tuviera la intención de hablarle, pero ella no apartó los ojos del ordenador. Si pretendía que fueran amigas, primero tendría que demostrarle que merecía la…
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Porque lo digo yo
—Esos deberes no son tuyos. Los ojos del muchacho buscaron al profesor a través de un matojo de rizos oscuros. —Cuando quiera saber qué opina Andrea, le preguntaré a ella. Ahora, quiero saber lo que opinas tú. Pero el chico se limitó a seguir mirándolo en oblicuo a través del…
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Te presto mis gafas
Tomás se levantó de la silla. Llevaba media hora oyendo las mentiras de un rufián y empezaba a sentir ganas de vomitar. Se ajustó las gafas a la nariz y oteó la extensión del mar de asistentes a quienes tendría que molestar para abrirse paso. Soy flaco, pensó, no hace…
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Un meñique muy corto
Martín conducía su camioneta al cabo de una jornada agotadora, buscando alivio al sudor pegajoso por la ventanilla abierta. Era treinta y uno de julio, musiquita en la radio, su perro de copiloto, vacaciones a la vista. Meneaba la cabeza al ritmo de la melodía, con la camisa desabrochada casi…
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Un pijama de dos rombos
Parada ante el escaparate, Manuela admiró las dos piezas de raso color marfil: los tirantes finos de la camisola, con sugerente caída en el centro, el pantalón corto y holgado con encajes al final. ¿Por qué, a sus cuarenta y cinco, no había tenido un pijama como aquel? Eres tonta,…
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Por un pelo
Peinarse ante la ventana es un acto de alto riesgo, no importa si el sol te arrulla, si suave te mece el viento. En esa suerte de estado se encuentra Patricia Arvelo hundiendo melena abajo su cepillo con sosiego. Llega azarosa la brisa, juguetona, roba un pelo que arrastra divinamente…
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Un vaso de agua
Tan a gusto como estaba y se tiene que levantar. Y no porque los de al lado estén montando una fiesta de órdago, sino porque tiene la garganta como un hoyo en el desierto. No aguanta más sin beber. Pero, ya que se levanta, esos golfos que tiene por vecinos…
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Las ratas
Era Roberta una ratona sencilla que, en agosto de 1980, se mudó al sótano de un enorme edificio madrileño. Una vez que hubo desempolvado su fracción, la encontró muy adecuada excepto por un agujero que se abría a media altura en la pared que separaba la cocina del cuartito de…
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Potaje a medida
La oferta de la pizarra no es muy variada y, siendo del todo franco, los nombres de los pocos platos que sirven se pasan de originales. Pero el clima justifica la entrada. Silencio y sombra constituyen alimento suficiente para el ánimo caído y la jaqueca. —¿Han abierto ya la cocina?…
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El fantasma de la peluquera
Al irse haciendo sus ojos a la oscuridad, comenzó a distinguir una figura en el sillón de ver la tele. Los montones de ropa y su parecido con personas sentadas habían dejado de asustarla hacía tiempo. Pero el caso era que no recordaba haber dejado ropa aquella noche en el…
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Una misión importante
En torno a la mesa de una sala distinguidamente lóbrega, conversan cuatro ancianos vestidos con traje y corbata. La más alta de los cuatro se pone unas gafas y procede a examinar un libro con el lomo ancho y las tapas forradas de piel granate. —Es un hecho…
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Porque usted lo diga
Los dedos de Inocencio recorren las últimas líneas. Sus labios murmuran palabras que clausuran la ficción. El punto final toma forma de grito. —¡No! Una pila de platos sucios tiembla respondiendo a un golpe de puño en la mesa. El pellejo que cuelga de la cara de Inocencio comienza a…
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Gaviotas
Cada mañana ocupaba su roca, las manos ásperas y robustas sujetando la caña, el cubo descolorido esperando los peces. Bajo el sombrero de paja, contemplaba el maniobrar de las gaviotas, colegas desde su infancia, compañeras honradas que hacían su propio trabajo sin entrometerse. Habían sido durante años las únicas en…
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Cochino viernes
Hoy no suena tan odioso el despertador ni duele tanto arrancarse las sábanas. La prisa y el traje incómodo molestan menos que de costumbre. Cristóbal canturrea frente al espejo mientras peina su cabello escaso y se concede el primer capricho: los viernes no hay que afeitarse. Un grano como un…
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Pequeñas venganzas
Hace unos días, Lola me pidió que la acercara a casa y tuve que decirle que no. El maletero empezaba a oler. Seguí doblando ropa en la trastienda mientras mi socia me observaba esperando una explicación que no le di. Crecía la cola en caja y Lola tuvo que retirarse…
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Mazapán
En mitad de la cola, Juan se balancea inquieto rezando por que nadie compre la última caja. Son las seis de un veinticuatro de diciembre, la tienda pronto cerrará y Josito espera sus mazapanes. Con el ojo izquierdo, vigila de soslayo la cajita alargada que alberga cuatro piezas de exquisito…
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Pentagrama de amor
Julia retira despacio el vendaje. Todavía duele. Poniéndose de espaldas al espejo, se saca un selfi que contempla asqueada. Su nuca está cubierta por una viscosidad grisácea. Con sumo cuidado, comienza a limpiarla. Un segundo selfi le muestra una piel enrojecida, cruzada por cinco líneas paralelas entre las cuales se…
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Uñas
Le dolían los ojos de tanto fijarlos en las ventanas de enfrente. Si torcía la vista para ver asomarse a la vecina de abajo, un hilo lubricante se desprendía de los globos y le caía por las mejillas. Entonces, las paredes enmohecidas del patio amortiguaban el grito de la de…
